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    7:30h de la mañana. ¡Bip, bip!

    Suena la alarma. Cuando intenta alcanzar el móvil, Claire siente que se le encoge el estómago, como si estuviera subiendo al ring de buena mañana. Estaba claro: notificación de su jefe.

    “Más te vale ponerte un poco más de maquillaje para la próxima reunión de Zoom.”

    Eso ha sido un golpe bajo. Ha estado intentando mantener la guardia, pero se acaba de dejar ganar emocionalmente a raíz de ese mensaje.

    El comentario tan ofensivo que Claire recibió por parte de su jefe puede parecer intolerable, pero se trata de uno de los muchos mensajes tan reales como desagradables que hemos recopilado en nuestro estudio.

    Sabemos que, en general, este tipo de conflictos afectan a muchos trabajadores en EE.UU. pero, ¿cuál es la situación en el novedoso mundo del trabajo en remoto? Hemos intentado encontrar estadísticas sobre los conflictos en el teletrabajo pero nos ha sido imposible y, por esa razón, quisimos saber más sobre este tema tan escurridizo antes de que alguien se nos adelante y nos ponga contra las cuerdas.

    Lo que queríamos averiguar:

    • Quién está experimentando algún tipo de conflicto cuando trabaja desde casa.
    • Con qué compañeros han intercambiado algún gancho.
    • Cuál fue el origen del conflicto.
    • Si hubo algún tipo de sanción a raíz de esas discusiones virtuales.
    • Y si hubo consecuencias graves.

    Decidimos preguntar a 1000 empleados norteamericanos sobre los conflictos que han experimentado durante el teletrabajo y recopilamos miles de puntos de datos, por lo que creemos que merece la pena compartirlos para concienciar a la gente sobre un tema que sucede demasiado a menudo. Parece que Claire está en buena compañía.

    Asientos de primera fila

    Asientos de primera fila para ver los conflictos de nuestros encuestados

    Gracias a nuestro estudio, hemos conseguido asientos de primera fila para no perder detalle y la realidad es tan desagradable como un ojo morado después de un gancho de derecha: el 81 % de los profesionales que trabajan en remoto han sufrido algún tipo de conflicto en el trabajo. Además, muchos de ellos han recibido mensajes en los que se usa un lenguaje intimidatorio que recuerda al que se escucha en los torneos de boxeo.

    Como hemos mencionado anteriormente, los datos sobre los conflictos en los lugares de trabajo de EE.UU. son muy escasos, por lo que resulta difícil saber si los conflictos que suceden durante el teletrabajo son tan comunes como los que ocurren en la oficina. Sin embargo, el informe CPP Global Human Capital Report, basado en un estudio que realizaron a 5000 empleados a tiempo completo en Europa y América (incluido Estados Unidos) en 2008, señaló que “el 85 % de los empleados a todos los niveles han experimentado algún tipo de conflicto”. Nuestras estadísticas son un poco más bajas, lo que puede significar que los conflictos en el teletrabajo son algo menos frecuentes.

    De todas formas y puesto que los resultados del informe CPP están desactualizados y fueron extraídos de una base de participantes internacionales, no sería sensato hacer demasiadas comparaciones entre este y nuestro estudio actual, que está enfocado únicamente en EE.UU. La única conclusión que podemos sacar con total seguridad es que el conflicto en el trabajo es algo muy común.

    infografia-conflictos-en-el-trabajo

    ¿Quiénes son los pesos pesados en las peleas que surgen en el teletrabajo?

    ¡Que empiece el combate!

    Vale, sabemos que este es un tema serio, pero teníamos que decirlo.

    Queríamos saber quiénes son los “pesos pesados” de los conflictos que surgen al trabajar en remoto.

    Sorprendentemente, no hubo demasiada diferenciación de género en cuanto a los conflictos que habían experimentado los participantes: el 82 % de los hombres y el 80 % de las mujeres admitieron haber sufrido algún tipo de conflicto durante el teletrabajo.

    Se supone que, si tienes estudios superiores, eres capaz de tomar decisiones inteligentes y sabes usar tu “voz interior” cuando no estás de acuerdo con algo, ¿verdad? Pues parece que no. Aquellos que tienen una carrera universitaria también tienen más experiencia en discusiones a la hora de teletrabajar, en comparación con los que tienen un menor nivel de formación. De hecho y sin entrar en detalle en la jerga estadística, hemos observado una correlación positiva entre el nivel educativo del empleado y su grado de involucración en los conflictos surgidos al trabajar en remoto.

    Es decir, cuanto mayor es el nivel de educación, mayor es el nivel de conflicto. El porqué es algo que todo el mundo se pregunta. A lo mejor las razones que llevaron a ese empleado que tiene un PhD a participar en una discusión estaban basadas en conceptos filosóficos o existencialistas, como que si la afirmación de Descartes “Pienso, luego existo” es capaz de reflejar el significado de la vida.

    • Estudios de máster o doctorado – 87 %
    • Licenciatura o grado – 83 %
    • Estudios superiores no universitarios — 73 %
    • Instituto – 63 %

    Sabemos que los niveles de estrés entre el personal sanitario están disparados últimamente, por lo que no es de extrañar que los trabajadores comprometidos con el juramento hipocrático se encuentren a la cabeza del ranking. Los sanitarios estuvieron mucho más involucrados en este tipo de situaciones que el personal de educación.

    • Sanidad – 23 %
    • Negocios y Finanzas – 21 %
    • Industria – 13 %
    • Informática – 12 %
    • Educación – 9 %

    ¿Con quién han tenido que verse las caras? ¿A qué han tenido que enfrentarse?

    La mayoría de los trabajadores (un 65 %) han tenido algún tipo de discusión con sus compañeros de trabajo y el 19 % ha tenido alguna pelea virtual con su jefe. Nunca sabremos si en esos casos se trataba simplemente de tener un mal jefe, pero lo cierto es que este tipo de situaciones pueden ser especialmente desesperantes. (Le dedicaremos un round a este tema dentro de poco, no te preocupes). Algunos de ellos, el 11 %, tuvieron un conflicto con un manager externo y, el 5 %, con un empleado de otra compañía.

    ¿Qué es lo que está provocando todo este revuelo? Las principales razones que originaron los conflictos se dividen prácticamente en partes iguales:

    • Estrés relacionado con el trabajo – 25 %
    • Falta de trabajo en equipo – 25 %
    • Mala educación – 22 %

    Algunas de estas situaciones surgieron por la sensación de que alguien estaba siendo deshonesto. En el 18 % de las veces, el conflicto estaba relacionado con la “falta de transparencia/honestidad sobre un asunto importante”; en el 9 %, con un “choque de valores” y solo en el 2 % de los casos, el origen fue una “acusación falsa”.

    ¿Están ya hartos los veteranos de la generación X de ser amables con el resto de empleados? Hemos comprobado que tuvieron algún tipo de enfrentamiento durante el teletrabajo por la falta de trabajo en equipo, mucho más frecuente que en el caso de los milenials, con menos experiencia laboral.

    Problemas relacionados con el trabajo en equipo como origen principal del conflicto:

    • Más de 20 años de experiencia – 43 %
    • Entre 11 y 20 años de experiencia – 30 %
    • Entre 6 y 10 años de experiencia – 22 %
    • Entre 3 y 5 años de experiencia – 25 %
    • Entre 1 y 2 años de experiencia – 21 %
    • Generación X – 33 %
    • Milenials – 28 %

    Y, ¿qué hacen estos empleados que trabajan desde casa cuando se enfadan por la falta de trabajo en equipo o por cualquier otra cosa? Está claro que no pueden acercarse a la mesa de esa persona a preguntarle “¿qué pasa”?, así que se ponen a utilizar sus dispositivos electrónicos. Otro de los aspectos que quisimos averiguar fue qué plataforma fue la más utilizada durante el conflicto.

    App-gresiones. ¿Qué plataformas se utilizan para noquear virtualmente a un compañero y quién se metió en líos por ello?

    Les preguntamos a nuestros participantes cuál era la plataforma que usaban cuando se produjo el conflicto y la mayoría de ellos, un 46 %, utilizaron una app de mensajería interna de su empresa, tipo Slack, Google Hangouts o Trello. Slack parece una aplicación de buen rollo entre compañeros de trabajo pero, cuando tus interacciones se convierten en insultos, la cosa cambia. Para el 37 %, la plataforma donde surgió la discusión fue en una videoconferencia con interacción verbal; el 11 % de los participantes afirmó que utilizó una app de mensajería externa no relacionada con el trabajo para discutir con alguien y solo el 6% utilizó el chat de una plataforma de videoconferencias para enviar mensajes cuando estaban enfadados.

    También quisimos preguntarles a los encuestados qué había sido lo peor que les habían dicho durante ese conflicto vivido durante el teletrabajo. Los 1376 comentarios que hemos leído han sido un golpe difícil de esquivar y nos han dado una buena paliza. Estos empleados recibieron mensajes que incluían una gran variedad de insultos y tacos descaradamente ofensivos.

    “Eres una p*** agresiva que ni haces ni dejas hacer”

    • Uso de la palabra pu*a – 10
    • Uso de la palabra jo*er – 15
    • Uso de “imbécil” o similares – 11

    Desde el punto de vista cuantitativo, este número de casos (de los 1376) no son muchos, pero cualitativamente, el nivel de desprecio de estos mensajes tan ofensivos es incalculable. Muchos nos contaron que fueron humillados delante de otras personas y una mujer dijo que su jefe le había “torturado” delante de un compañero por haber hecho una “mala presentación”.

    Además, algunos de esos comentarios fueron descaradamente racistas y machistas, auténtica carne de cañón para una demanda por acoso o discriminación. En el 2018, en Estados Unidos hubo cerca de 80.000 denuncias por discriminación en el lugar de trabajo, que resultaron en más de 50 millones de dólares en daños para las víctimas concedidos por el tribunal federal y de cientos de millones por el tribunal estatal y el tribunal del distrito.

    Algunas mujeres declararon que les habían dicho que estaban “demasiado gordas”. A una de ellas le dijeron que, como era una mujer, “seguro que no sabía utilizar las nuevas tecnologías de manera adecuada”. Una mujer afroamericana nos confesó: “Me acusaron de utilizar mi raza (soy negra) para llevarme bien con RRHH”.

    En ocasiones, ese tipo de comentarios te sientan como una patada en el trasero. Además, parece que hay muchos empleados que se olvidan de que la persona a la que le envían un mensaje no es la única que puede leerlo y que eso les puede costar el puesto.

    Hablando de medidas sancionadoras, también queríamos saber quién se metió en líos por enzarzarse en alguna pelea virtual. La friolera de un 62 % de los encuestados recibió algún tipo de reprimenda por parte de sus jefes.

    Si extrapolamos los resultados de nuestro estudio, aquellos empleados que trabajen en la industria de la costa oeste de Estados Unidos y que lleven en la compañía entre 6 y 10 años deberían tener cuidado, ya que tienen más probabilidades de meterse en problemas a causa de un conflicto. Los que trabajan para la administración o en organizaciones sin ánimo de lucro parece que saben cómo mantener la cabeza fría ante estas situaciones.

    Este es el porcentaje de trabajadores que participaron en algún tipo de conflicto en remoto ordenados por sectores:

    • Industria – 46 %
    • Informática – 44 %
    • Negocios y Finanzas – 41 %
    • Educación – 26 %
    • Sanidad – 19 %
    • Administración/ONGs – 15 %

    Cuando se trataba de meterse en problemas a causa de un conflicto surgido en el lugar de trabajo, poco tuvo que ver el rancho de “OK Corral” para los occidentales y aquellos que aguardaban en sus casas de adobe del suroeste. ¿Se les daba mejor a los habitantes de las Grandes Llanuras mantener sus riñas en secreto? O, ¿se inclinan más los managers de esa zona por hacer la vista gorda?

    El lugar de residencia de los encuestados jugó un papel fundamental en cuanto a quién sufrió las consecuencias de participar en un conflicto virtual:

    • Oeste – 41 %
    • Suroeste – 41 %
    • Noreste – 27 %
    • Sureste – 25 %
    • Medio Oeste – 23 %

    Los años de experiencia de los empleados era otro factor a tener en cuenta.

    Curiosamente, aunque los más veteranos fueron los que experimentaron un mayor número de conflictos relacionados con el trabajo en equipo (el 43 %), eran menos propensos a meterse en problemas por una discusión surgida en el entorno laboral. Un escaso 13 % de aquellos con más de 20 años de experiencia se metieron en líos debido a un conflicto a la hora de trabajar en remoto, mientras que el 53 % de los que tenían entre 6 y 10 años de experiencia tuvieron algún tipo de represalias, que, en el caso de los que tenían poca experiencia (entre 1 y 2 años), fue del 23 %.

    Seguro que os estáis preguntando qué tipo de consecuencias tenía “meterse en problemas”, ¿verdad?

    Pues bien, del total de casos, el 53 % recibió una llamada de atención o una amonestación y el 33 % fueron despedidos, mientras que para el 14 %, al final todo se quedó en nada y no sufrieron ningún tipo de consecuencias.

    El número de personas que fueron despedidas fue bastante más alto de lo que habíamos previsto. El hecho de que los supervisores reprochen este tipo de actitudes en el trabajo podría interpretarse como algo positivo, ya que demuestra que están intentando mitigar este problema. Intervenir en estas situaciones puede ser mejor que lavarse las manos, especialmente si parece que el bullying en el lugar de trabajo es parte del problema.

    Jefe vs. Empleado: ¿cómo se desarrollan estos conflictos directivo/subordinado tan polarizados?

    El pez gordo, el jefe, el mandamás.

    Con el que es mejor no meterse.

    Hasta que te das cuenta de que es demasiado tarde porque estás teniendo una guerra de mensajes con él/ella.

    Pelearse con el jefe puede sacar a la luz los miedos más primarios del empleado: se trata de una persona con más poder y el trabajador puede sentirse como una presa fácil. Tiene todo el poder en sus manos. Un paso en falso y pueden decidir dejarte K.O. con las dos palabras más aterradoras que puedes escuchar: ¡estás despedido!

    Por eso, para nosotros era de suma importancia crear dentro de nuestra encuesta una sección dedicada a estas diferencias a nivel laboral tan particularmente sensibles y estresantes.

    El resultado fue demoledor: un 36 % de los encuestados, es decir, 488 personas, sentían que los mensajes que les enviaban sus jefes eran demasiado agresivos.

    “Mi jefe me dijo que tenía el pene pequeño.”

    ¿En serio? ¿Era realmente necesario? Eso sí que es un golpe bajo.

    Discutir con tu jefe puede ser extremadamente desagradable y hacer que incluso odies tu trabajo.

    Según nuestro estudio, los que vivían en el oeste de EE.UU. tenían más probabilidades de tener algún conflicto en remoto con sus jefes, aunque la localización geográfica no era un factor realmente determinante en este caso:

    • Oeste – 47 %
    • Sureste – 39 %
    • Suroeste – 36 %
    • Medio Oeste – 32 %

    El Castigador: queríamos saber contra quiénes tomaron más medidas los jefes.

    Basándonos en los resultados, los managers sancionaron más a los hombres que a las mujeres en este tipo de situaciones. El 59 % de los hombres recibió algún tipo de reprimenda por parte de sus jefes frente al 48 % de las mujeres.

    Las consecuencias de los conflictos entre el jefe y el empleado fueron muy variadas:

    • Hablamos sobre el tema e intentamos resolverlo – 49 %
    • Nunca intentamos resolverlo – 21 %
    • Me fui de la empresa por este conflicto – 20 %
    • Un tercero nos ayudó a gestionar el conflicto – 8 %
    • Odio a mi jefe y no puedo ni dirigirme a él/ella – 1 %

    Aunque el hecho de que casi la mitad de aquellos que tuvieron una discusión con sus jefes tuvieron la oportunidad de tratar el tema directamente con ellos es una buena señal, la cruda realidad es que el 20 % tuvo que dejar el trabajo por este motivo.

    ¿Te acuerdas de la correlación positiva que mencionamos al principio? Pues, en este caso hubo una correlación negativa entre aquellos que tenían más experiencia y el nivel de represalias que sufrieron por parte de sus jefes: los que tenían más de 20 años de experiencia a sus espaldas tuvieron el menor nivel de penalización.

    • Entre 3 y 5 años de experiencia – 65 %
    • Entre 6 y 10 años de experiencia – 79 %
    • Entre 11 y 20 años de experiencia – 37 %
    • Más de 20 años de experiencia – 28 %
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    Y, con todos ustedes… ¡Lo que todos estaban esperando! ¡El último asalto!

    ¿Se puede noquear un conflicto?

    Las disputas surgidas durante el teletrabajo son mucho más comunes de lo que parece.

    Y los empleados están empezando a tirar la toalla.

    Tras participar de forma continua en peleas virtuales con su jefe o con un compañero, el 39 % dijo que querían irse de la empresa o incluso llegaron a dimitir debido a este problema.

    ¿Se podría evitar o minimizar este tipo de situaciones?

    Trabajar desde casa puede resultar complicado, sobre todo cuando estás enfadado con un compañero de trabajo. No podemos intentar resolver los problemas cara a cara, lo que puede provocar que se intente disimular el enfado pero que se malinterpreten los mensajes. Como no podemos ver sus gestos, a veces es difícil averiguar lo que realmente quieren decir. Un compañero de trabajo o incluso tu jefe pueden parecer demasiado bordes cuando en realidad están simplemente muy ocupados, al igual que un compañero puede estar haciendo una broma o siendo sarcástico pensando en que te va a hacer gracia, pero te lo acabas tomando mal. Aunque también es posible que ese compañero sea un abusón.

    Además, algunos de nuestros encuestados podrían estar sufriendo ansiedad a causa de la pandemia.

    Cuando les estábamos realizando la encuesta, les enseñamos la siguiente afirmación y les preguntamos si estaban o no de acuerdo.

    Creo que el conflicto (o conflictos) que tuve con un compañero durante el teletrabajo podría haberse evitado si mi supervisor hubiera sido más proactivo a la hora de organizar sesiones virtuales para mejorar la comunicación de una manera amistosa.

    • De acuerdo – 37 %
    • Neutral – 26 %
    • Muy de acuerdo – 14 %
    • En desacuerdo – 13 %
    • Muy en desacuerdo – 11 %

    La mayoría de ellos creían que sus jefes podrían haber tomado medidas que les hubieran ayudado a evitar las discusiones. A veces, esas peleas van “un paso más allá” y se convierten en una batalla legal. En ese caso, se tiene que presentar una demanda y se pierden innumerables horas productivas en gestionar todo el proceso. La mayoría de temas laborales no se convierten en una batalla legal pero, de ser así, puede resultar muy caro. De media, un juicio cuesta unos 165.000 € (sin incluir las costas de la defensa). En torno a un 25 % de los casos terminan en un juicio de 410.000 € o incluso más.

    Los supervisores y el equipo de Recursos Humanos deberían intentar limar asperezas antes de que la cosa vaya a más entre sus empleados. Y quizá algunos empleados deberían aprender a encajar los golpes, sobre todo al principio. Si no estás del todo seguro de que el mensaje que has recibido quería decir “ponte en guardia”, es mejor preguntar directamente en vez de dar por hecho que lo han dicho en un tono agresivo y que querían pelea.

    Invertir en formación sobre comunicación y gestión de los conflictos en el entorno laboral podría ser una manera vital de evitar que, lo que se supone que debería ser un ejercicio de trabajo en equipo con un compañero, se convierta en la pelea del siglo entre Mayweather contra McGregor.

    Bio

    Jen Pieniazek, nacida en el Bronx (Nueva York), es redactora digital y experta en carreras profesionales en MyPerfectResume. Su pasión por ayudar a la gente a conseguir sus objetivos profesionales le sirve de inspiración para dar consejos sobre este tema. Jen cuenta con una amplia experiencia en gestión educativa y comunicación intercultural y aspira a ayudar a las personas a encontrar el trabajo ideal sea cual sea su trayectoria.

    Metodología

    Realizamos una encuesta online a 1001 personas a través de un sistema de votación sobre sus experiencias en torno a los conflictos en el lugar de trabajo. Todos los encuestados incluidos en el estudio superaron la pregunta con la que comprobamos que estaban prestando atención. El estudio fue realizado a través de varias fases de investigación, crowdsourcing y prospección.

    Limitaciones

    Los datos que estamos presentando se basan en autoevaluaciones de los propios encuestados. Cada una de las personas que realizaron la encuesta leyó y respondió todas las preguntas libremente, sin ningún tipo de ayuda ni intromisiones. Es posible que haya ciertos problemas en torno a los datos procedentes de las autoevaluaciones, como memoria selectiva, sesgo telescópico, teoría de la atribución o exageración.

    Algunas de las preguntas y respuestas han sido parafraseadas o sintetizadas para facilitar la comprensión de los lectores. En algunos casos, los porcentajes presentados puede que no den un total de 100 %, ya que, dependiendo del caso, puede deberse al redondeo, a que las cifras forman parte de una estadística mayor o a que las respuestas “ninguna/dudosa/desconocida” no se hayan presentado.

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